13 de octubre de 2011

Tu habitación

Te lo dije. Entre las esquinas de tus sábanas y mi desnudo, la compostura cae. El espacio es noche y esta habitación. Y aunque me hables en voz baja no voy a entenderte, me distraen tus manos y la forma en que mueves los dedos. ¡Cállate! hoy no quiero conocerte, estoy bien. ¿Y si volvemos a hacer que estallen nuestras cinturas? Ha habido cambios y cuando pruebe a seducirte tendrás que imaginar que lo extraño sólo es piel. Estoy, no tengas prisa, podemos ser los últimos y si quieres, confundirnos. Lo frágil será la suma de los roces y tus labios arrancando los pedazos a los míos. También deberías saber que el movimiento será discordia y temblaremos hasta que tocarte sea complicado y mirarte un silencio descontrolado. Quédate, tengo tus brazos, estoy bien. Pero sé que será inminente que me apetezca que estés cerca cuando se deshagan las manos. Imagina que estás y lo has aceptado, ¡no podré dejar de mirarte! Y por eso, insisto en invitarte a ver estrellas en esta habitación y a fingir que respiramos demasiado lento. Imagino que los impulsos de vuelta serán el fin, no me vayas a soltar. Te lo dije. Creo que será insoportable, tan insoportable, que acabe reventando esta noche. Y está decidido, saldremos flotando, a medias entre tu consciencia y la mía.

Motivos para ausencias de media noche.


1 comentario:

  1. Es la sencilla complejidad de crear imágenes a través de la palabra...imágenes lindísimas, por supuesto.
    Has tenido la capacidad, determinación y elegancia de mezclar lo autobiográfico y lo híbrido, a medias entre sueño y realidad, para decir solo lo justo y necesario, sin necesidad de más aderezos o explicación.
    Me quito el sombrero :)

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