Esperaron, un año al
azar
Y cuando terminó, el tiempo los encontró vestidos.
- ¡Quítame este desvelo! Le gritó él.
Las pieles, después de tanto y tanto hacerse, habían quedado
perturbadas.
Y aquel trivial en inglés reventaba en sus oídos.
- ¡Shhhhhhh, no hables y cierra la persiana, aguanto, con la
boca entreabierta! Le susurró ella.
Llegó la noche.
Él, desde donde estaba, tan solo como ella, proyectó
en aquel fingido año, un silencio y el abur del inexperto.
- Por un instante, tu aliento morderá mi saliva, entonces el
tiempo nos encontrará tibios y desnudos. Y él, la miró.
Y murieron, esa misma noche, entre las piernas, mientras
temblaban.
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